No me celebren por ser mujer.

No me festejen, no quiero que me celebren por ser hembra, y no voy a mencionar la misma retahíla cansina de todos los años sobre el día internacional de la mujer. Eso no significa que menosprecie su origen; para el que lee, lo sabe de memoria, y conoce que todo esto empezó incluso antes del incendio de la fábrica de camisas "Triangle Shirtwaist", para el que no, busque en Google. Sin embargo, existe un motivo por el cual he escrito esta columna: parar la victimización y santificación de la mujer.

Esta fecha se ha llenado de discursos misándricos y circulares, de marchas inservibles, de spots comerciales que no tienen una pizca de igualdad. Y ni qué decir de los negocios: si todo el año las mujeres tenemos el privilegio de gozar de promociones estilo "ladies night", "mujeres no pagan", o "ven con una amiga"; hoy y en el mes entero, el comercio toma ventajas, y nosotras las aprovechamos, mientras los hombres no pagan menos por una entrada de cine o a un bar, no tienen "gentlemen night", mucho menos podrán acceder a un beneficio junto a su 'best buddy', sin embargo no adoptan el papel de niños berrinchudos para exigirlos.

Eso que las feministas se empeñan en sólo llamarle "machismo", que no es otra cosa que SEXISMO (siempre y cuando tenga sustento para serlo, no porque les sale de las vísceras llamarlo así), es un fenómeno que afecta al hombre tanto como a la mujer. Así como erróneamente se nos cría a las mujeres para esperar protección de los hombres cual damiselas indefensas, o la automática caballerosidad, con la cual los adoctrinaron y adoctrinan aún para que renuncien a estar cómodos en un asiento, o se inclinen como peones a cargarnos las bolsas del supermercado, al hombre se lo crió con la absurda idea de ser el macho proveedor, de jamás cuestionarnos a las mujeres so pretexto de respetarnos por simplemente tener vagina, o peor aún: jamás defenderse de una abusiva tan sólo por ser mujer, pues a la mujer "se la respeta", importa un carajo su premeditación a violentarlo o su inconsciencia. Se ha llegado al punto de apelar al respeto "porque salimos de una mujer", como si fuésemos producto de una generación espontánea y no de un acto sexual heterosexual consensuado, logrando así que el ejercicio de la paternidad sea relegado a un segundo plano, pues hasta los psicólogos y los jueces consideran prioritario que un niño crezca con su madre, no importa su condición económica o emocional, y de manera casi instantánea, después de un divorcio la custodia permanecerá con la misma.

La sociedad, por default, no concibe que un brote de violencia provenga de una mujer, mas bien, lo encasillaron como un rasgo inherente masculino, y cuando se manifiesta contra un hombre, aparece la mágica justificación que todo lo contempla y perdona: "si le gritó/pegó/mató fue por algo", y así, la acción de la aparente reacción en defensa propia, es el as que toda mujer tendrá para salir bien librada de la justicia, o al menos, con menor condena que la que recibiría su opuesto.

La supuesta brecha salarial es un mito: si fuera cierto que las mujeres ganamos menos por un mismo trabajo, los empleadores contrataran más mujeres, y así ahorrarían gastos. Curiosamente, los índices más altos de desempleo, indigencia y suicidios, los ostentan los "privilegiados" hombres. No hay manifestaciones exigiendo el servicio militar femenino, o la incorporación de mujeres a trabajos forzados o de alto riesgo como la minería.  Existen varios factores que logran que hayan más hombres en altos puestos, y no, no fueron escogidos por sus gónadas: eligieron carreras más rentables o más sacrificadas, carreras en las que el sueldo es más alto, y si una mujer se prepara y compite para éstas, le pagarán lo mismo. En contraste, nosotras elegimos carreras menor pagadas como la enfermería, o la docencia. Les reto a preguntarle a un maestro si gana más que una maestra del mismo nivel. Simplemente, el hombre, biológicamente, está hecho para competir ferozmente sin medir rivales, querrá ser el macho alfa del territorio, como en cualquier reino animal.

Muchas mujeres eligen quedarse al mando y administración del hogar cuando deciden formar una familia, tarea que ha sido minimizada por las feministas. No hay nada malo en no querer ser madre, pues eso, más allá de una convicción, tiene que ser una vocación, y si no existen esos ingredientes, no pasa nada, no son menos mujeres por haber elegido no reproducirse. Pero, eso no les da derecho a defenestrar la decisión de ser esposa o madre. Del mismo modo, hay mujeres que por voluntad propia deciden usar su cuerpo como instrumento de trabajo, sea en modelaje, imagen publicitaria o de televisión, o ya sea prostitución, y si alguna se atreve a ponerse en manos del bisturí para arreglar su cuerpo, también será "víctima del patriarcado". De cualquier modo, para las feministas cualquier cosa significa que la mujer no tiene consciencia o que es discapacitada o está bajo opresión patriarcal, excepto marchar con sus torsos desnudos o pedir concesiones como aborto gratuito o cuotas de género, logrando establecerlo en las leyes sin mayor análisis.


El feminismo logró minimizarnos en vez de empoderarnos como seres individuales, tanto a hombres como mujeres, y consiguió fragmentarnos en vez de aceptarnos con nuestras respectivas diferencias y complementarnos, enquistó el marxismo cultural y la terrible idea de que tenemos que ser iguales como si fuésemos una masa homogénea sin la riqueza de la diversidad. El feminismo consiguió que la gente haga eco del "#NiUnaMenos" y crear la figura jurídica del femicidio para de ese modo ponderar nuestras vidas con un mayor valor que la del hombre.

Así que, NO, no me feliciten, yo no escogí ser mujer, no me costó serlo, y aunque no me siento incómoda por ello, mi vagina no es una característica que me convierta en el sexo débil, ni en alguien merecedora de respeto sólo por tener una. Soy un individuo, como cualquier otro, con derechos y obligaciones, con sentido de libertad y respeto por la misma, capaz de alcanzar mis metas sin persuadir la creación de leyes y fábulas que no sólo entorpecen la ayuda a mujeres que realmente sufren violencia, sino que permiten que el hombre sea desechable, pues hasta la ONU se ha prestado a atender a Emma Watson o Anita Sarkeesian antes que a aquellas lapidadas e ignorar problemas masculinos.






Comments

  1. excelente exposicion. la verdad inmejorable forma de decirlo se que si se lo muestro a mis amigas me vana decir machista y cuando le muestre que lo escribio una mujer no se te tildaran de patriarcalmente afectada o algo asi. pero la verdad estoy de acuerdo en todo. me encanto que trataras este tema de que los problemas graves de muchas mujeres en el mundo son ignorados mientras se le da importancia a algunas pendejas que van a una marcha, tipo la marcha de las putas a hacerse selfies. tambien el explicaba a una amiga que me jode bastante ir en el colectivo contorsionandome para ni rozar a una mujer para que no piense que soy un violador. tampoco me gusta que cuando vas en pleno centro de una ciudad caminando tranquilo entre cientos de personas alguna se paranoiquee y aunque ni la mires de por sentado que seguro quieres violarla. soy un tipo que ni siquiera me he encarado a una mina en un boliche porque siempre pense que chamuyarlas para levantar era patetico pero asi y todo se ve que de alguna forma soy un maldito machista violador por dentro ja. saludos y de nuevo aunque no sirva de nada mis felicitaciones. las envio

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