Feminismo y antifeminismo: Cuando el activismo solo refleja el culto al ego.

 



Los paralelismos no son extraños en nuestra sociedad, y tampoco, algo nuevo. Surgen o tratan de surgir como contraposición o contrarrespuesta a algo. El feminismo nació como una manera de hacer notar que las mujeres podíamos aportar con algo más allá que la crianza de los hijos; cuando éste se originó, es decir, en conjunto con el marxismo, respondía a las problemáticas, valores, visiones y circunstancias de la época, que hoy día podemos analizar con más detenimiento y concluir cuáles fueron los fallos de las bases de su fundación en aquel entonces y que hacen que en la actualidad sea un movimiento prácticamente torpe y sin norte. Ojo, no hay que estrictamente desmerecerlo, por más que yo o muchos no comulguemos con él, y luego iré explicando el porqué. 

En contraste, nació el antifeminismo, que no es actual, nació apenas unos años después del feminismo como respuesta opositora a varias políticas que éste proponía, pues alegaban que iba contra los valores conservadores. En vista del constante crecimiento de simpatizantes del progresismo sobre todo, la aceptación de sus posturas y el eco que hacen de este llamándole "empatía", existen movimientos que se autodenominan "nueva derecha", en donde el antifeminismo ha izado su bandera. 

El feminismo nos ha tomado a las mujeres como excusa para emprender una campaña de victimismo y pasar de la protesta por causas no tan justas, como por ejemplo, el impedimento que teníamos al acceso a la educación, a establecer cucos que buscan condenar al hombre hasta por haber nacido, llegando incluso a lograr la anulación de la presunción de inocencia, como ha sucedido en tantos casos en España. 

El antifeminismo como respuesta y aparente solución a los despropósitos del feminismo y el marxismo está lejos de proponer soluciones al sinnúmero de problemas que afectan no solo Ecuador, sino Latinoamérica entera. El porcentaje de embarazos adolescentes en el país continúa en aumento: hasta el 2019, se calculó que más de 50000 mujeres entre los 10 y 19 años se convirtieron en madres cuyo costo para el país es bastante alto. En los últimos tres años, ha habido un promedio de siete niñas entre los 10 y 14 años dando a luz. Pero antes que aparezcan los dueños de la moral a desgarrarse las vestiduras, esto no es una insinuación de pedir legalización del aborto a mansalva, es una parte de la información frente a la que los provida se hacen los ciegos. Sin embargo el embarazo adolescente no es el único problema, sino también las violaciones, mismas que usualmente se dan dentro del seno familiar. Y yendo más allá, ni siquiera podemos determinar a ciencia cierta una cifra clara de mujeres afectadas por este crimen, pues no las posee ninguna entidad pública de manera oficial, sino a duras penas unas cuantas oenegés de las cuales tampoco se puede decir que los datos sean fiables, y eso se debe a varios factores: 1. la falta de denuncia por miedo al victimario o incluso, por presión de los propios familiares, 2. En caso de embarazo, aquellas que no deciden abortar, prefieren callar la verdad por vergüenza a los juicios de los demás. 3. La inoperancia de las autoridades por lo que las víctimas desisten de sus intentos por lograr avances en una denuncia. 

A todo ello, sumemos la nula educación sexual del país, y que de ello también derivan los embarazos no solo adolescentes, sino los no deseados, las ETSs y el incremento de las mismas. Se calcula que la edad promedio de iniciación de vida sexual en Ecuador es entre los 13 y 15 años. La cereza del pastel, es que la mayoría no sabe qué es un condón, y si lo sabe, no sabe cómo usarlo. Tampoco conocen otros métodos anticonceptivos, lo que convierte todo lo antes descrito en un coctel para el aumento de la pobreza, que el analfabetismo aún no se logre erradicar y que el índice de escolaridad aún permanezca en índices bajos, sobre todo en hombres de sectores rurales y de bajos estratos. 

Sin ánimo de ser abogada del diablo, el feminismo sí ha hecho eco de todos esos problemas; la desventaja que el propio movimiento se ha labrado solo, es la manera errónea y el enfoque que le dan a esos asuntos lo que la hecho que parte de la sociedad las rechace, sobre todo, las propuestas sin sentido que hacen y que desvían cualquier acción funcional para paliarlos, por ejemplo: la insistencia de continuar llamando femicidio al crimen de una mujer (lo cual contribuye solamente a estancar procesos, a no dictar sentencias adecuadas, a enmascarar el problema de la violencia doméstica, a ponderar un crimen por encima de otro, etc), las eternas discusiones sobre el lenguaje inclusivo, hacer activismo por incluir veinte mil géneros en el documento de identidad, protestar dañando la propiedad privada y la pública, y las dichosas "nuevas masculinidades".

Y, ya que llegamos a las nuevas masculinidades, aquí quiero puntualizar una gran similitud entre feministas y antifeministas: las primeras quieren establecer un patrón de "deconstrucción" del hombre, es decir, quieren un hombre que se desenmarque de su comportamiento biológico que viene dictado por sus hormonas y su cerebro, y quieren que renuncie a su fuerza de varón, porque todo eso lo asocian de manera torpe con la "toxicidad" y si no lo hace, es un machista opresor que hace parte del engranaje "patriarcal", y por todos sus alegatos sin sustento ni sentido, pretenden abanderarse de heroínas; las segundas quieren que el hombre se vuelva carne de cañón que se sacrifique por ellas, y los endulzan con activismo meloso que les hace creer que son héroes y caballeros templarios, que los descalifica por ser sensibles y les dice que no sean "de cristal", tal como en los tiempos de nuestros abuelos ultraconservadores que prohibían a los hombres llorar sino les llamaban "maricones". En resumen, ambas le quieren decir al hombre cómo ser y cómo comportarse. ¿Recuerdan a las feministas de primera ola cuando formaron el grupo de las White Feathers que se propusieron avergonzar a los hombres de manera pública en las plazas poniéndoles una pluma blanca si no se enrolaban en la guerra? De la misma manera, las antifeministas están construyendo una especie de secta dedicada al culto al ego de sus exponentes, y usan sus redes para dictar qué es lo que debe hacer o no un hombre para que encaje en el modelo de macho alfa del "conservadurismo" (o más bien, de sus conveniencias), de lo contrario es un "eunuco odiador" de mujeres, e igual, quieren autobautizarse como las Juana De Arco del siglo XXI. Por otro lado, mientras las feministas defenestran la maternidad y ensalzan al aborto como si fuera método de planificación familiar, las otras abordan el tema de la maternidad de manera infantil, absolutista y con tintes de romantización, ignorando por completo las múltiples caras que surgen para enfrentarla. Nada, absolutamente nada aprendieron ni quieren aprender a matizar. Feministas y antifeministas usándonos a las mujeres para sus discursos de pacotilla.

Un berrinche tras otro detrás de pseudo activismos que además de anular al hombre como individuo libre, no contribuyen a solucionar los problemas que le rodean: estigmatización de los signos de depresión que presentan los hombres y que terminan en suicidio, alta tasa de mendicidad y de escolaridad, menor porcentaje de ganadores de tenencia de la custodia, entre otros más, que sumados a embarazos adolescentes, violaciones, etc, siguen siendo situaciones lamentables y latentes que no son atendidas y para las cuales, ninguno de los dos grupos aporta con ideas útiles y viables. Sus discursos no son más que cortinas de humo sólo para camuflar sus propias carencias como humanas, que han sido incapaces de solucionar por voluntad propia y que han traspolado a activismos sin propósito solo para obtener atención...





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