Carta abierta a Correa, socialistas y a nuestra paupérrima sociedad.

Economista Correa, partidarios y demás:

Le advierto anticipadamente, señor presidente, que en esta carta, usted no encontrará flores, tampoco agravios, improperios, o descalificativos como los que usted suele decir a su antojo. Lo que expresaré, se relaciona no solo con el resultado de su gestión, sino con el reflejo de la sociedad de la que se hace cargo, que, junto a sus políticas sociales y económicas, en vez de cambiarla, sigue siendo un desastre.

Sobre lo económico no hablaré mucho, necesito otro artículo para extenderme punto por punto, pero en resumen, su necedad en sostener un fracasado modelo keynesiano, nos ha llevado al descalabro, consecuencia que estamos sintiendo clase media y pobre por igual. Heinz Dietrich Steffan en su aclamado socialismo del siglo XXI, olvidó por completo que la esencia del ser humano es individual, por ser entes distintos unos de otros, y usted y todos sus pares latinoamericanos, se han dedicado por años a convencer a casi todo un continente que todos somos iguales y que nos toca vivir en iguales condiciones, a pesar que unos logren cosechar más que otros, gracias al fruto de un arduo trabajo, que no todos hacen.

Pasemos ahora sí al punto medular: ¿Recuerda usted el desmerecimiento que hizo a unas asambleístas por su vestuario?  Sí, aquella ocasión en la que mencionó que habría que aumentarles la falda. ¿Recuerda también el bochornoso comentario en un enlace sabatino mientras hablaba del ENIPLA, en el que opinó sobre la atracción física, mencionando que lo "normal" es que nos gusten los hombres que parecen hombres y las mujeres que parecen mujeres? No sé si alguno de sus asesores le habrá dicho lo terrible de dichas expresiones y cuán afectada resultó la comunidad LGBTI, e incluso, cualquier heterosexual al que simplemente le gusta lucir como le da la gana, sin patrón alguno que grite si es hombre o mujer, ¿y sabe por qué? Porque ni usted ni nadie determinan qué elementos hacen que una mujer o un hombre lo "parezcan", eso se llama ESTEREOTIPO. No nos vayamos tan lejos, hace muy poco, cuando un grupo de mujeres protestó por la visita del presidente turco Tayyip Erdogan, las desestimó por ser supuestamente"las malcriaditas del MPD". 

He tenido que hacer tal preámbulo, porque esta semana, desde que se informó sobre la muerte de las turistas argentinas María José Coni y Marina Menegazzo en Montañita, las redes sociales, e incluso, cualquier lugar, ya que la noticia ha causado revuelo, se convirtieron en los canales en donde se ha evidenciado un maloliente malestar que sigue gangrenando nuestra sociedad: el sexismo es un mal síntoma que desde su despacho y en sus políticas intenta legitimar con comentarios y leyes desacertadas, como lo mencioné en el párrafo anterior, y por ende, sigue siendo parte de nuestras vidas como si fuera algo aceptable.

"¿Para qué fueron a Montañita, si sabían a lo que/adonde iban?", "¿Quién las manda a andar solas?", "Sus padres tuvieron la culpa por dejarlas viajar siendo mujeres", "¡Quién las manda a andar en tanga a plena luz del día!", "Todos saben que los turistas no vienen a rezar el rosario sino a fumar", son unas de las tantas atroces expresiones vertidas en torno a la muerte de dichas ciudadanas, e incluso, sugieren que al ser extranjeras e interactuar con normalidad, "no se dieron a respetar porque eso no lo hace una mujer de su casa". Para muchos, nos ha resultado indignante leer tantas muestras de estupidez, con las que se pretende avalar la criminalidad y endosar la culpa a las víctimas. Lo mismo ocurrió con Karina del Pozo, asesinada en Quito, que por ser modelo, por andar en una fiesta, entre otros justificativos descabellados, ella fue la responsable de su suerte. Hombres y mujeres por igual han hecho gala de su estrechez mental, como si estuviéramos en 1940. Es un horrible rasgo de nuestra idiosincrasia, sucede a menudi, y nos afecta a todos. Cuando la banda de las Dulces Sueños estaba en todo su apogeo, culparon a los hombres que salieron a divertirse en bares o night clubs, alegando que esa fue la consecuencia de beber alcohol e irse de juerga. Cuando roban en los estadios de fútbol, en La Bahía de Guayaquil o por lo alrededores del Centro Histórico de Quito, no falta quién dice "¡para qué llevaste celular/billetera/cartera!". Es decir, si la víctima se excedió de alcohol o drogas, o decidió caminar por alguna zona popular, y resulta asaltada, asesinada o violentada, la culpa es de él o ella, y no del inconsciente criminal que irrumpió en su libertad y propiedad privada. ¡¡Ese pensamiento debe desterrarse!! Y resulta urgente, pues es vergonzoso que desde usted, el individuo que fue elegido para representarnos, hasta el ciudadano común, se validen opiniones retrógradas.

Tanto usted, Sr. Correa, como los ciudadanos de errónea mentalidad, deben ser parte del cambio. Por ejemplo, el ENIPLA que pasó a llamarse "Plan Familia" en manos de Mónica Hernández, debe dejar de insinuar que los jóvenes deben optar por la abstinencia. Se necesita educación sexual sin tabúes, no catequesis cristiana ni charlas de moral pacata. Del mismo modo, deberían parar de encasillar a la familia como un solo y único modelo, ya que no solo existen las heteroparentales, sino también las homoparentales, es decir, la sociedad es diversa y no podemos ser tratados como clones. Esto último, trasladándolo a las leyes civiles, debe aplicarse para que se logre entender que el estado nos debe protección a través de sus distintos cuerpos de seguridad, mas no con el absurdo establecimiento de códigos que nos dicten cuándo, cómo y dónde beber o pernoctar. Lo mismo aplica en otros ámbitos: no necesitamos que nos digan qué estudiar, en qué gastar o invertir nuestro dinero, qué programas ver, o cómo debemos vestir. El socialismo es disfuncional, sólo perpetúa la miseria económica y mental.

Att:

Una mujer con anhelos de vivir en un mejor país...





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