La "hipersensibilidad" de Los Intocables.

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¿Cuántas veces han escuchado la frase "respeta mi opinión"? Es el pedido que he escuchado desde que tengo uso de razón. Sin embargo, debo decirles algo: las opiniones no se respetan, se hicieron para debatirlas, ignorarlas, criticarlas, desmitificarlas, etc. No existe argumento alguno que valide obligar a alguien a ofrecer respeto por ellas, pero sería bueno que las personas se despojen de ese halo de hipersensibilidad con la que, no sólo han crecido y desenvuelto en diversos campos, sino que va en aumento y está siendo aupada por diversas corrientes de izquierda.

Actualmente, hasta las universidades con sus múltiples "estudios" están abogando por la creación de espacios seguros para los jóvenes de ahora, entre los que se encuentran (millennials en su mayoría) feministas, veganos, animalistas, y cómo no, los LGBTI y el resto de sus letras del abecedario. Este ambiente se afianza más a través de leyes que apoyan a gente que no sólo carece de criterio, sino que quiere imponer censura por no saber lidiar con su sentimentalismo, su debilidad de carácter y su falta de comprensión de la libertad. Con esto, no quiero decir que está bien salir a golpear o insultar a cualquiera injustificadamente, sin embargo, cabe recalcar que, los espacios "seguros" no existirían si tuvieran algo de autoestima, pero carecen de ella, porque necesitan la intervención del poder legislativo para lidiar lo que por falta de personalidad y seguridad, no pueden.

Al negro no se le puede decir negro, sino afrodescendiente; a una embarazada no se la puede llamar tal, sino "persona embarazada" (como si los hombres pudiesen). A un papá o una mamá no se les puede llamar de esa manera, sino "tutores" o alguna estupidez digna de izquierda, pues según ellos hay que tomar en cuenta que existen hijos de hogares homoparentales. Claro, es perfecto que existan, pero eso no exime de llamar por su nombre a las cosas, personas y situaciones. Hasta el idioma les molesta, porque han llegado a la conclusión de que "discrimina", y están inyectando a todo el mundo la abominación de destruirlo porque las palabras en masculino son "ofensivas" y reemplazan la O por "X" o insertan un adjetivo o sustantivo como si hubiera un genérico, como "todes", y así ad infinitum.

Que si se sienten gatos atrapados en cuerpos humanos, nadie los puede criticar pues ya es "delito de odio"; que si te denominas de género "fluido", tampoco pueden criticar pues les causarán un trauma por el que pedirán indemnización. Es decir, estamos en la era de los intocables en donde la crítica es ahora punible, en donde las leyes que se dictan para evitar supuestas discriminaciones, terminan coartando la libertad de expresión en nombre de la "justicia social" abanderada por el correctismo político que sólo segrega más. Entiendan algo: una crítica jamás impedirá que sean lo que quieran ser y vivan como quieran vivir. Todas las cosas más descabelladas que quieran practicar en sus vidas, mientras no dañe a terceros y sus propiedades privadas, es viable, legal y aceptable. Basta de joder al mundo con sus lloriqueos y vayan a hacer terapia.

 

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