La fiesta por el abuso a un adolescente varón.




Doble moral, vivimos rodeados de ella a cada instante, en cualquier situación, desde el inicio los tiempos. La mayoría de la gente, y sobre todo, el feminismo, habla que los estándares, estereotipos y normalizaciones derivados del machismo afectan a las mujeres por default, y un sinnúmero de consecuencias psicológicas y sociales. Pero cuando se trata de abuso a un niño, no hay la misma reacción como cuando es a una niña.

¿La razón? Se le ha enseñado al varón a aceptar incuestionablemente su condición de macho cuya representación puede ser una simple erección involuntaria pues es el símbolo de la virilidad, y al no responder ante un estímulo femenino, será inmediatamente calificado como "maricón". Cuando lo acepta y deja fluir la manifestación de dicho estímulo, se le celebra la faena, es un logro, "el sueño de todo hombre". Por eso, cuando los titulares de las noticias nos informan que un niño de 13 años fue abusado sexualmente por su atractiva y joven maestra, ese temprano adolescente es "héroe nacional" al que sólo falta condecorarlo por tal hazaña.

Este tipo de reacciones no tardan en ser expresadas con alegría y hasta con la frustración propia de aquel tipo que en sus tiempos de niñez o adolescencia no corrió con ese tipo de "suerte", pues sólo tuvo maestras gordas, viejas y feas. Las justificaciones para no indignarse ante el abuso a un varón son diversas: van desde la anotomía y biología humanas y la psicología, hasta la descalificación de quien razona que esa clase de delitos deben ser penalizados.

Se asume con monstruosa impavidez que el niño o adolescente abusado, disfruta de una irrupción de esa categoría, sin detenerse un instante a pensar que a pesar que el hecho fue consumado, éste fue sometido a abuso psicológico y presión. Si exponemos argumentos biológicos, pues en efecto, el hombre experimenta erecciones involuntarias, ¿está claro el término INVOLUNTARIO? Existen varios factores que lo causan, muchas veces insignificantes, y no es para menos, que, si una mujer acaricia o manipula los genitales de un adolescente, este "responda" como el macho que la naturaleza creó. Sin embargo, eso no significa CONSENTIMIENTO.

Es necesario que la sociedad reflexione sobre la perjudicial aceptación del abuso y hasta violación al varón. No hablen de igualdad ni la pidan, si aún siguen estancados, tanto hombres y mujeres, en la imperturbable aprobación de este hecho. Por eso, el hombre violado en la cárcel, tiene que enfrentar y vivir con esa traumática experiencia hasta que el cuerpo y su psiquis soporte. Por eso, seguirán habiendo niños y adolescentes abusados y maltratados, porque no hay horror ni indignación ante aquello. No es logro, ni gracia que con sólo 13 o 14 años un muchacho se convierta en padre. Cuando llegue a la mayoría de edad, la ley faculta a la abusadora a demandarlo y exigir manutención, mientras su vida se truncó y desmoronó, todo por evitar que la sociedad le siga diciendo "marica".

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