Cuando la democracia empezó a llamarse "Megan".

30 de Septiembre del 2010, primeras horas de la mañana, y un Ecuador que empezaba la jornada en medio de un inicial velo confuso.  El día anterior, la Asamblea Constituyente había aprobado una reforma para el sector público en la que recortaba algunos beneficios salariales, ley con la cual se vieron afectados los policías, quienes salieron en protesta, actuando sin duda, con insubordinación, olvidando el juramento que alguna vez hicieron a la patria, de proteger y servir, dejando las calles desguarnecidas, a merced de todos esos millones de pobladores pobres y sin educación ni conciencia que forman parte de nuestro país, para que saquearan almacenes, oficinas, y calles.


Más de mil policías se tomaron el Cuartel General Quito, y posteriormente un grupo de militares de la Fuerza Aérea cerró el Aeropuerto Mariscal Sucre. Las manifestaciones empezaron a esparcirse por todo lo largo del país, cerraron calles y bloquearon carreteras.  Correa por su parte acudió al lugar de las protestas para únicamente enfatizar que en su gobierno "nada se haría a la fuerza", y a reafirmar que supuestamente nunca antes una administración había invertido tanto en la fuerza policial como su gobierno de "manos limpias y corazones ardientes".


Todo pudo tener otro desenlace, si tan solo el presidente hubiese optado por dialogar, llegar a un consenso u ordenar a las Fuerzas Armadas retomar el control del caos suscitado que había paralizado a un país entero.  En lugar de ello, incitó con su típico sarcasmo incendiario, como es su costumbre, y desafió a los manifestantes a que lo matasen, abriéndose la camisa cual ridícula escena de pseudo superhéroe, diciendo: "¡Si quieren matarme, aquí estoy, mátenme!", mientras continuaba insistiendo que ni él ni su gobierno darían un paso atrás ante la ley en cuestión.  Se suponía que era una manifestación cuyo objetivo era sublevarse al Presidente, reclamando por una ley que consideraban injusta, según palabras de los altos mandos de la policía.


Más tarde, al salir del cuartel, principal foco de la huelga, fue agredido con gases lacrimógenos, y sus fieles esbirros lo resguardaron a su salida para conducirlo al hospital de la Policía Nacional, hecho tras el cual, dicha dependencia fue rodeada por los mismos policías exigiendo una negociación, pero todo terminó en disturbios hasta la noche, disparos por doquier y un presidente tomando provecho de la violencia, victimizándose y que afirmaba que aquello era un golpe de estado, cuya meta era "derrocarlo".


Ya dentro del hospital, continuó dando instrucciones, una de esas fue intervenir todos los medios de comunicación, como nunca antes en la historia ecuatoriana había ocurrido, ordenando que todos los canales y radios transmitieran la señal del estado únicamente por más de ocho horas ininterrumpida e indefinidamente, y, no hace falta ser adivino para saber qué fue lo único que pudimos ver a través de Ecuador TV: a los simpatizantes del gobierno que aparentemente daban apoyo a las acciones y decisiones presidenciales y que intentaban dar fuerza a la equívoca versión de que la finalidad de la sublevación era derrocar al mandatario, y por ello Correa estaba "secuestrado". La forma en la que unos pocos pudimos informarnos de todos los acontecimientos tanto de correístas como los de oposición, fue por tener la suerte de gozar de servicio de Internet y televisión por satélite a través de las redes sociales o cadenas de noticias internacionales. Ahí mismo dio declaraciones para medios televisivos internacionales y se entrevistó con políticos extranjeros señalando que uno de los instigadores de la revuelta fue Lucio Gutiérrez, ex-presidente, mientras todo Quito y el país vivía en zozobra, un miembro del GOE (Grupo de Operaciones Especiales), un policía, dos militares y un universitario habían fallecido en medio de las protestas, y varios heridos eran ya reportados. 


¿Cómo pudo estar "secuestrado" y podía emitir órdenes, comunicarse por teléfono y tener a su lado a algunos ministros dentro del hospital habiendo sido conducido hasta ese sitio por uno de sus propios guardias de seguridad?  Pero por eso se interrumpió la programación normal, para transmitir solo la versión gobiernista pues ellos no divulgaban lo que sucedía en las calles: el vandalismo de gente inculta y malhechora que derivó a saqueos de locales comerciales, grupos en las calles armados con palos y piedras asaltando y violentando autos y hogares por falta de seguridad.


Personalmente, me tocó vivir aquel alboroto fuera de casa, mientras trabajaba, incomunicada porque mi trabajo así lo exigía, sin celular encendido y mi hija en la escuela; apenas a las 11:30 am recibo la llamada de una maestra del plantel para que vaya a retirarla y por lo tanto, recién enterándome de lo que sucedía, estando lejos de su escuela y de casa.  Fue caótico intentar cruzar la ciudad, sola, para ir a recogerla, y luego volver a cruzarla para llegar a casa y estar a salvo.  Pude ver cómo estudiantes de un colegio fiscal, bastante conocido por prestarse a este tipo de desórdenes, se confundían con delincuentes y cubrían sus rostros con camisetas, mientras atacaban los autos; tres muchachos se lanzaron contra el mío, pero era la vida de mi hija y nuestra seguridad, o darles la oportunidad de que nos hicieran daño. Así que no detuve la marcha y no tuvieron opción, más que abrir paso antes de echarles el auto encima. El puente que debía cruzar estaba completamente cerrado, no sólo por autos, sino por gente que pugnaba por cruzar a pie o simplemente huir desesperadamente;  tuve que permanecer con las ventanas cerradas todo el tiempo, por el humo de los neumáticos que quemaban y el temor a ser desvalijada, mientras mi hija iba en la parte trasera, presa del pánico.  En casa ya empezaban a preocuparse pues ya llevaba más de dos horas atascada en el puente, hasta que alguien tomó camino en contravía para poder salir del embotellamiento; al llegar a la vía opcional que pretendía tomar, también estaba bloqueda más adelante, y tuve que conducir por la vía más larga que luego conecta con la ciudadela donde vivía en aquel entonces, para esto, ya eran las 4:45 pm.  Finalmente pudimos llegar a casa a las 17:30, ilesas, enhorabuena.


A un año ya, se debatía (habiendo otros problemas de real importancia) en Asamblea Constituyente si lo del 30 de Septiembre fue o no golpe de estado e intento de magnicidio. ¿Qué se logró con aquello? Una imagen internacional deplorable, por no dejar de estar inmiscuidos todos los años en conflictos e inestabilidad políticos, y un Correa que alimenta cada vez más su prepotencia al mismo tiempo que lanza improperios contra cualquier persona, dignatario, periodista o medio de comunicación.  Ya logró apoderarse de varios medios de prensa escrita y televisiva, y se adueñó de nada más y nada menos que de cuarenta millones de dólares por demanda por injuria contra El Universo,  uno de los diarios de mayor circulación nacional.  Esta es la INVOLUCIÓN CIUDADANA por la que, desgraciadamente, estamos gobernados..


Desde luego, no fue justificable el proceder de los policías aquel jueves, pero éste sin duda, NO fue el día en que "triunfó la democracia"; triunfó la intransigencia de un hombre que no da el brazo a torcer aunque esté errando sobre el destino de un pueblo entero, triunfó la impunidad, la violación a las leyes, la mentira, las cortinas de humo de las que está compuesta el gobierno, el triunfo fue de la sonrisa fingida de un frustrado que saborea el poder que ganó bajo la misma ideología chavista y que hoy se mofa de la libertad de expresión de más de catorce millones de ecuatorianos. Lo decadente, es que este día es
pomposamente celebrado; ¿qué celebra Correa y sus séquitos? ¿Los militares, policías y civiles caídos en las protestas? ¿Los innumerables asaltos a plena luz del día? Pese a ello, hoy en día se atreve a afirmar que aquella protesta fue la excusa para un intento de "magnicidio" por parte de francotiradores contratados por la oposición. Señor Presidente, le refresco la memoria: una de las hipótesis barajadas en torno a la muerte de John F. Kennedy sostiene que el acusado del asesinato, Lee Harvey Oswald, era un francotirador que estaba en el sexto piso de un edificio aledaño a la caravana en la que desfilaba la tarde de su deceso, y que por ello, los disparos fueron tan certeros que no solo mataron al presidente de Estados Unidos, sino que también hirieron al gobernador de Texas, John Connally. Por lo tanto, si hubiera habido un francotirador al menos, el momento que salió a la ventana del Regimiento Quito a exponer su pecho, hubiera sido el instante perfecto para llevar a cabo la supuesta conspiración, y ésa, hubiera sido su última payasada pública.

Actualmente, el gasto fiscal sigue incrementándose al ostentar las más despilfarradoras publicidad y culto a la imagen de un mandatario arrogante y egocéntrico, y para ello, tuvo que nacer Megan, para dar paso a la "nueva democracia", del mismo modo que nació Dolores, pero en Argentina para poder sostener "la década ganada". Populismo disfrazado de equidad, que está logrando construir un país lleno de conformistas, facilistas y acomplejados, bebiendo nacionalismo para creer que así hacen "patria"


*Post originalmente publicado el 30 de Septiembre del 2011 en sinanarquianohaylibertad.blogspot.com (blog dado de baja) por la misma autora de este blog

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